Terapia de pareja: ejercicios para encontrar nuevas formas de relacionarnos
La terapia de pareja tiene como objetivo mejorar la calidad de la relación entre ambos miembros de la pareja.
Consiste en sesiones presenciales con un psicólogo/a capacitado en la materia, quien cumple el rol de mediador entre ambos, profundizando tanto en los problemas de pareja como en las dificultades personales de cada miembro de la relación. Existen diversos tipos de terapia, no obstante la mayoría de ellos, utiliza variados ejercicios para llevar a cabo la terapia.
Estos ejercicios son fundamentales, debido a que le devuelve la responsabilidad del cambio a la pareja. Lo que es muy necesario ya que, lamentablemente, muchas veces creemos que por asistir a terapia, ya estamos haciendo suficiente trabajo y caemos en el riesgo de descansar en el terapeuta, olvidando que los únicos responsables de resolver las dificultades somos nosotros como relación.
Si bien la terapia de pareja es una excelente alternativa para aquellas relaciones que están con dificultades de diversos tipos, como por ejemplo problemas sexuales, problemas de comunicación, desconfianzas, tratos inadecuados, necesitan orientación en como superar una infidelidad y/o quieren evitar una separacion matrimonial también existen otro tipo de soluciones, como puede ser participar en retiros espirituales, talleres o encuentros de pareja, libros, etc. Lo esencial para poder resolver los problemas de relación es la pareja, todo lo demás son medios secundarios que pueden facilitar el cambio.
Junto a lo anterior, no todas las personas tienen la facilidad de exponer sus problemas ante a un tercero, o también puede ser, que no están en condiciones económicas para costear una terapia de pareja, por lo que abrirse a otras alternativas es una opción altamente recomendada.
De acuerdo a lo anterior, este artículo propone 6 ejercicios sumamente profundos para apoyar y acompañar a aquellas parejas que están teniendo problemas de relación, promoviendo que éstas puedan hacer su propio trabajo en pareja, independiente de que si asisten o no donde un profesional.
1. Manifestar el aprecio por el otro
Cuando estamos enfrentando un momento difícil con nuestra pareja, es común que olvidemos los motivos por los cuales decimos emparejarnos, es tristemente común, que dejemos de manifestar el cariño, la admiración y el aprecio por el otro. Probablemente, dejamos de manifestarlo, porque debido a las dificultades, nos centramos en los defectos del otro, y nos desconectamos de sus cualidades.
Por eso, aunque en un principio sea algo relativamente forzado, es fundamental el ejercicio de piropear y de verbalizar las cualidades del otro. Tal vez por las rabias y problemas no resueltos, no tengamos la voluntad de hacerlo, pero evidentemente, dejar de mostrarnos el aprecio, daña aún más la relación.
Aunque duerma todos los días con él o ella, siempre le doy las buenas noches, aunque sea evidente que el asado le queda todas las veces muy bien, siempre es gratificante que lo verbalicemos, lo mismo pasa si mi pareja se compro una tenida nueva, decirle que le queda bien es algo tan sencillo, pero a la vez tan enriquecedor.
2. Humildad: reconocer los propios errores
Cuando discutimos, qué fácil puede ser responsabilizar al otro por la discusión, sobre todo si estamos tan seguros de que es la responsabilidad del otro el error. Pero nos atrevemos a decir, que todas las discusiones se producen por responsabilidad de ambos.
Obviamente, hay momentos en que un miembro de la relación es más responsable de la discusión que el otro, pero es casi imposible, que alguien esté libre de culpas.
Por eso, este ejercicio y estilo de reconciliación es muy recomendado para todas las parejas. Cuando discutimos debemos ser humildes y ser capaces de mostrar nuestros propios errores, a pesar de que éstos sean infinitamente menores que los de mi pareja. Pero, si lo que queremos es dejar de discutir, la humildad es el principio. Al reconocer mi error, probablemente el otro, al ver mi deseo de reconciliación y mi humildad pueda también reconocer su propio error.
Este ejercicio si bien no es simple, ya que requiere de mucha humildad para reconocer los errores, es impresionante lo efectivo que es. Esto se debe a que si me siento atacada por una persona, me voy a defender, es algo completamente intuitivo. Pero, si veo a una persona atacarse a sí misma (asumir responsabilidad) probablemente la voy a defender atribuyéndome responsabilidad a mi también, es decir, continuar con el mismo ejemplo.
3. Suposiciones v/s conocimiento
Independiente del tiempo que tengamos de relación, es muy común que creamos que el otro nos conoce, sabe nuestros gustos y nuestros intereses. Por lo mismo, no lo verbalizamos ya que, suponemos que la otra persona lo sabe, o, peor aún, creemos que debería saberlo. Entonces, cuando nos damos cuenta que mi pareja no sabe, lo que nosotros creemos que debería saber, nos frustramos y nos enrabiamos. Podemos hasta sentir que el otro no nos conoce o hasta no nos quiere como antes.
El ejercicio propuesto para evitar esta clase de problemas, es decirse explícitamente nuestros intereses y gustos, verbalizar las cosas que no nos gustan, y evitar hacer suposiciones con respecto al otro, es decir, evitar pensar que mi pareja “debería” saber. Así facilitamos un conocimiento real, tanto de mis propios intereses y gustos, como los de mi pareja.
En caso que necesitemos de una ayuda más específica y concreta, recomendamos que te sientes junto a tu pareja y comenzamos a decirnos mutuamente, con cariño y amor, “yo supongo que tú saber que…”. En este dialogo es muy probable que nos demos cuenta que lo que nosotros suponíamos no era tal, y que a la vez, tampoco sabíamos tanto de mi pareja.
4. Ser sincero, sin herir
Muchos problemas no resueltos es por evitar ser transparente y sincero con el otro, por miedo a herir al otro. Pero evidentemente esto no ayuda a la relación de pareja, ya que nos vamos sumergiendo en mentiras y falsedades, por el ingenuo motivo de no herir al otro. Pero esto, en algún momento explotará.
Solo por dar un ejemplo, cuando uno está comenzando una relación, y la otra persona nos dice un cariñoso sobrenombre, pero a nosotros no nos gusta, y evitamos decirle ya que ella o él lo dicen con tanto cariño. Luego de un tiempo más largo de relación, nuestra pareja, TODOS los días nos dice de una manera que ya no solo no nos gusta, si no que nos carga. Evidentemente esto afecta la relación y el contacto diario. Por lo que, debemos ser sinceros para que detalles como estos afecten de manera negativa en nuestra relación.
El ejercicio para este punto es, primero intentar agradecer o comprender la acción del otro, y luego decir lo que nos molesta. Por ejemplo, yo entiendo que mi pareja me llame varias veces al día para preguntarme cosas, pero como estoy preocupada o preocupado de otras cosas durante el día, no puedo prestarle atención y además me interrumpe en lo que yo estaba haciendo. Por lo que con cariño y amor, le explico por qué me molesta, y soy sincera o sincero con ello.
Evidentemente, es necesario ser cauteloso con nuestra sinceridad, por lo que sí tenemos dudas con respecto a decir algo sincero, ya que puede herir al otro, la recomendación es, analizar los posibles efectos que pueda traer esta verdad. Obviamente la terapia de parejas es un excelente espacio para analizar en conjunto con el terapeuta dichas verdades.
5. Responder, no reaccionar
Cuando estamos frente a una discusión o frente a una situación más complicada, la mayoría de las veces reaccionamos en función a ella. Si nos gritan, gritamos, si nos agreden agredimos, y probablemente agredimos más fuerte aún. Esto es lo que llamamos reacción, es como si cuando nos gritan o agreden, nos aprietan un botón y mi cuerpo actúa, de manera totalmente inconsciente y automática.
Responder significa responsabilizarse, es decir, hacerse cargo de nuestra acciones, dejar de lado la impulsividad que implica la reacción. Al responder tenemos más control, tanto de nosotros mismos como de la situación. Así evitamos las reacciones exageradas, ya que actuamos con un nivel de consciencia mayor.
Este punto es más complejo, ya que las reacciones están totalmente encarnadas en nuestra mente y nuestro cuerpo. Por lo que el ejercicio es, en primer lugar, detectar cuando reacciones. Compartirlo mutuamente con nuestra pareja en un momento de confianza y amor, y entre ambos buscar formas para que dejemos de reaccionar.
Si estas asistiendo a una terapia de pareja, te recomendamos analizar de manera profunda con tu terapeuta tus reacciones más comunes.
Por ejemplo, es común que cuando una pareja discuta se diga cosas que no corresponde. Muchas veces, siempre se dicen las mismas cosas, como por ejemplo, amenazar con terminar. Frente a eso, todos podemos reaccionar. pero si mi pareja me dice que cuando me amenaza con terminar, lo hace desde la rabia y el miedo de perderme. Por lo que la próxima vez que discutamos y me diga eso, no lo escucharé de manera literal, sino que veré el miedo que puede sentir de perderme, por lo que no reacciono frente a esa amenaza, sino más bien le digo, que yo tampoco quiero perderlo. Eso es responder, ya que la persona siente, piensa y puede responsabilizarse conscientemente de su acción.
6. Soltar las expectativas
Por último, y no menos importante, es que debemos soltar las expectativas. Mi pareja no existe para cumplirlas, ella existe de manera independiente de mis expectativas, por lo que no puede exigir que las cumpla. Este punto también siempre se trabaja en terapia de pareja, ya que la mayoría de las parejas tienen este problema, y no sólo con la pareja, sino que con todas las personas que nos rodean.
Para soltar las expectativas recomendamos el siguiente ejercicio: en primer lugar ambos reconocerse las expectativas que tienen del otro, como por ejemplo: yo espero que me llames todos los días, y luego en conjunto analizar el posible origen de éstas expectativas. En el ejemplo anterior, puede ser que la persona espere que la llamen todos los días porque así se siente querida, pero qué es lo que hace ella para mostrar el cariño? tal vez al hacerse esa pregunta, se dará cuenta que su pareja también necesita que la llamen todos los días. Por tanto, soltará la expectativa del llamado diario por parte de él.
En la medida que practiquemos de manera consciente y cotidiana cada uno de estos ejercicios propuestos, nuestra relación cambiará en cuanto a la honestidad, transparencia y confianza, y lograremos alcanzar tal vez, resultados muy profundos como si estuviéramos en una terapia de pareja, ya que nos estamos responsabilizando a nosotros mismos del cambio. Lentamente, comenzaremos a relacionarnos de manera más consciente y en base del amor. Pero es necesario tener en cuenta, que los cambios no comienzan de la noche a la mañana, por lo que debemos ser comprensivos, tanto con nuestra pareja como con nosotros mismos cuando no ponemos en práctica estos cambios en la relación. Cada día y cada hora, es un excelente momento para volver a empezar. Por lo que no hay que frustrarse ni se enrabiarse con nosotros ni con nuestra pareja si retroceden u olvidamos las nuevas formas de relacionarnos, ya que la terapia de pareja es un proceso cíclico al igual que todos los procesos de los seres humanos.
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