Ruptura de pareja: cuándo es el momento adecuado

Decidir terminar con una relación siempre es una decisión compleja, ya que muy pocas veces estamos 100% seguros de que la ruptura de pareja es la solución. Por eso definir cuando es el momento adecuado, nos ayuda,en primer lugar, a prevenir que dudemos de la decisión y, en segundo lugar, nos facilita encontrar la tranquilidad luego del término.

De acuerdo a lo anterior, proponemos tres elementos fundamentales que debemos evaluar previo a decidir a poner término a nuestra relación.

1. Estado de la relación

Es muy común que las relaciones vayan variando de acuerdo al tiempo y el momento de la pareja, es probable que pasemos por momentos de mucha armonía y amor; y otros periodos con más discusiones y peleas. No obstante, hay periodos en que las peleas y las dificultades en la relación es una constante, lo que afecta indudablemente el bienestar de los miembros de la pareja. De hecho, es posible que los momentos más difíciles constituyen el mayor porcentaje del tiempo, es decir, 8 o 9 de cada 10 momentos, son discusiones y problemas.

Junto a lo anterior, puede ser que la relación de pareja ya no sea tan entretenida como antes, los momentos de comunión son muy bajos y solo nos relacionamos debido a la rutina. No estamos preocupados del otro y la relación perdió su elemento atractivo y energético. Este podría ser un escenario donde el termino de la relación, podría ser una alternativa.

Pero también la relación puede ser totalmente lo contrario, podemos estar en una permanente armonía con el otro, relacionarnos muy armónicamente, donde las discusiones y peleas son casi inexistentes. No obstante, los problemas están en las particularidades de cada miembro de la pareja.

2. Afectos hacia la pareja

Es muy importante evaluar las emociones y afectos que tengo hacia mi pareja, analizar qué tan enamorada o enamorado estoy de ella, cuánto la admiro y la valoro. Cómo responde mi cuerpo a sus caricias y estímulos, es decir, si mi pareja es sexualmente atractivas para mi.

En necesario ver cómo respondemos cuando no está a nuestro lado, cuántas veces pensamos en él o ella durante el día, y qué es lo que pensamos.

Si al pensar en él o en ella, se me vienen a la cabeza sentimientos de amor, ternura y gratitud, o más bien, rabia, cansancio y desinterés. Claramente son casos totalmente distintos.

También hay que hacer el ejercicio de preguntarnos qué sentiríamos si nos dicen que por un supuesto motivo externo a la pareja, no podemos continuar la relación. Por tanto, debemos imaginarnos sin nuestra pareja y analizar cuáles son las sensaciones que nos afloran. Evidentemente si sentimos alivio y tranquilidad, es muy distinto a sentir tristeza y angustia. En el primer caso, el término o la ruptura podría hasta ser recomendada.

3. Afectos hacia uno mismo en la relación

Muchas veces podemos estar sumamente enamorados de nuestra pareja, la relación es estable y relativamente armónica, pero nosotros en la relación somos totalmente distintos. Así cómo hay personas que potencian nuestras características positivas, también hay otras, que potencian nuestros peores defectos. Esto puede llegar a ser tan extremo que ni siquiera conocíamos esa forma de nuestro ser. Es muy distinto sentirnos relajados, confiados y con un buen autoestima, que sentirnos celosos, ansiosos, torpes y/o hasta idiotas.

Si previó a la relación teníamos constantemente pensamientos negativos hacia nosotros, no podemos responsabilizar a la relación por ellos, pero, si es algo inusual en nosotros, es sumamente probable que la pareja y la relación estén influyendo.

Por ejemplo, hay personas que no se caracterizan por ser celosas, pero de pronto, se emparejan con alguien y se transforman en sujetos totalmente celosos. Este cambio hay es escucharlo y analizarlo, ya que probablemente es la relación que está dañándolo, por lo que el término podría ser una alternativas.

A modo de conclusión, para decidir cuando terminar con nuestra pareja y dejar de intentar salvar la relación, debemos: en primer lugar, evaluar la relación, su rutina y cotidianidad, cuánto nos nutre y nos aporta en nuestro bienestar. En segundo lugar, analizar qué tan enamorados estamos de nuestra pareja, cuánto la queremos más allá del probable cariño que le debemos de tener por el tiempo de relación, y cuánto la admiramos. Por último, debemos evaluarnos a nosotros mismos en la relación. Profundizar en cómo nos sentimos cuando estamos con nuestra pareja, y si nos gusta nuestra forma de ser, es decir si nos sentimos cómodos con nosotros mismos. Si uno de estos elementos está fallando, y dependiendo de la intensidad, tal vez la ruptura de la relación no es la mejor alternativa, ya que el cambio puede ser una alternativa. Por lo que, en una situación como esta es más recomendable asistir a una terapia de pareja,  para poder hacer los cambios necesarios. Pero, si dos o todos de estos tres elementos están fallando, de manera intensa y profunda, es el momento adecuado para llevar acabo el termino de la relación. 

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